Los Ástrides son unas misteriosas aves doradas con un inexpresivo rostro humano. Nadie sabe mucho sobre estas aves y solo se mencionan un par de veces durante los primeros tres libros. Recién en el cuarto libro se explica que ellos alguna vez estuvieron al servicio de la Reina de las Hadas, y que solían ser el equivalente masculino de las hadas, así como también gozaban de un inmenso poder. Ellos eran la fuerza de élite que cuidaba del Rey de las Hadas, sin embargo, por negligencia a la hora de defender al rey del ataque del Rey de los Demonios, la Reina de las Hadas los expulsó de su reino y los despojó de todos sus poderes, convirtiéndolos en menos que una sombra de lo que alguna vez fueron. De los cien ástrides que había, 6 de ellos le dieron la espalda a la reina y se convirtieron en diablos. Los otros noventa y cuatro siguieron estando a disposición de la reina, esperando a que algún día los perdonara. Una eternidad después, Kendra, desde el santuario de Wyrmroost, convenció a la Reina de las Hadas de que por lo menos le dejara a ella comunicarse telepáticamente con ellos, como hacía Raxtus. Agradecidos con Kendra por convencer a la reina de que les mostrara algo de misericordia, decidieron ayudarla en todo lo que fuera posible desde entonces.
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